sábado, 27 de noviembre de 2010

Senryu

¿Haiku?

“…el hombre no se halla completo, ni se revela a sí mismo, ni ve lo invisible, sino en su íntima relación con la naturaleza.”
José Martí



Históricamente, los antecedentes literarios más inmediatos del haiku, además de la poesía china, son el waka y el renga. El término waka, que sirvió inicialmente para identificar a toda la poesía japonesa, a partir del siglo XVI se volvió sinónimo de tanka, poema corto, que constaba de treinta y una sílabas, divididas en cinco versos: 5-7-5-7-7. Esta forma, que se practicaba desde el siglo VII, en el año 759 aparece mayoritariamente representada en el Manyoshu (Antología de Las Diez Mil Hojas). Por esta época, todos los aspectos de la vida eran incluidos: la guerra, el amor, la naturaleza. En el propio Manyoshu ya aparecen también poemas cortos eslabonados, es decir, tanka compuestos por dos personas. Así, se abrió la posibilidad para que siglos más tarde, a tenor con el desarrollo de esta modalidad creativa, se produjera un contraste cada vez más sutil entre la sección superior del poema –5,7,5—y la inferior –7,7 – que propició la independencia entre ambas partes y la necesaria condensación y brevedad en cada una de ellas.

Según refiere Blyth[1], los poemas largos eslabonados –sucesión de tanka compuesta por dos o más personas– con una extensión de cincuenta, cien y hasta mil estrofas, aparecen a finales del período Heian (794-858). Dada su condición de arte creado y consumido principalmente por los miembros de la nobleza cortesana, el lenguaje poético que se utilizaba en el tanka era muy refinado y excluía aquellas expresiones que pudieran resultar desagradables o carentes de elegancia. El renga –poema eslabonado– constituyó una alternativa más relajada de creación, con un ingrediente lúdico que permitía a los mismos poetas de la corte referirse a temas y utilizar giros del lenguaje que estaban inicialmente vedados en las competencias y antologías oficiales. Al comienzo del período Kamakura (1186-1339), esta práctica poética se popularizó y surgieron dos escuelas: la seria –Ushinha– que seguía todas las convenciones de la poesía cortesana, y la cómica –Mushinha– que deliberadamente violaba los códigos preestablecidos y recurría a términos ordinarios e imágenes de la vida cotidiana fuera de la corte. Esta segunda corriente denominó Haikai renga –versos cómicos eslabonados– a sus composiciones y el término abreviado, Haikai, se tornó usual para referirse a dichas producciones. El hokku, estrofa de diecisiete sílabas que iniciaba la serie y cuya composición era encomendada generalmente al poeta más respetado del grupo, debía contener una referencia a la estación del año y, en cierta medida, prenunciaba los temas que irían apareciendo en el resto del poema. Paulatinamente, este pequeño fragmento se fue emancipando del renga y los poetas comenzaron a escribirlo atendiendo a los valores intrínsecos que ya cristalizaban en él. Sólo por comodidad emplean los estudiosos el anacrónico vocablo “haiku” para referirse a estas producciones: dicha palabra es fruto de la combinación de haikai y hokku y comenzó a usarse, con el sentido que tiene en nuestros días, apenas en el siglo XIX.

Como género poético independiente, el hokku o haiku se perfiló en el siglo XVII gracias al magisterio sensible de Matsuo Basho (1644-1694). El uso exagerado de los juegos de palabras y la búsqueda de la ingeniosidad a toda costa, entre otros manierismos, habían ocasionado el empobrecimiento del haikai: se le consideraba, en aquellas circunstancias como nunca antes, un mero divertimento carente de valores literarios. Por supuesto, no fue Basho una figura aislada, sino la más prominente de una pléyade que logró dar al género alientos renovados sin renunciar a aportes tales como la presencia del humor, la variedad de temas, la legitimación del habla común y el lenguaje ordinario y la captación de las fugacidades del mundo natural. Consciente de de que su quehacer formaba parte de una tradición sensitiva que iba mucho más allá de la literatura, escribió en uno de sus diarios:

Saigyo en tanka, Sogi en renga, Sesshu en pintura, Rikyu en la ceremonia del té: lo que los atraviesa es una misma cosa. Tal es el espíritu del artista que sigue a la naturaleza y se compenetra con las cuatro estaciones. Todo lo que contempla se vuelve flor; luna se torna todo lo que imagina. Quien no ve la flor es semejante a un bárbaro, quien no imagina la luna no es distinto a una bestia. Queden atrás los bárbaros, las bestias. Sigue a la naturaleza, retorna a ella.[2]

El fragmento resulta muy revelador. No hay paradoja alguna en que el retorno a la naturaleza sea quien nos haga más civilizados. Volvamos a ella –exhorta Basho– mas no como depredadores, ni con esa falta de lucidez que solemos atribuir a los demás animales, sino alertas. Descubriendo la vida en cuanto contemplamos. Embebidos en esa luz lejana y misteriosa que acompaña nuestras ensoñaciones. También se destaca aquí la importancia de lo temporal. El kigo, palabra que sugiere la estación, no es un elemento decorativo en el haiku clásico. El clima o los fenómenos atmosféricos que corresponden a cada período del año, las floraciones y caducidades que en ellos suceden, e incluso los trabajos y holganzas que originan, constituyen el núcleo en torno al cual gira la expresión poética. No es una simple descripción de las transitoriedades del mundo como algo ajeno a los seres humanos:

“Cuando nuestro maestro nos hablaba de aprender acerca del pino desde el pino y acerca del bambú desde el bambú, quería decir que debíamos trascender nuestro ego y aprender…Aprender significa sumergirse uno mismo en el objeto hasta que su naturaleza intrínseca se torne manifiesta y estimule el impulso poético.

“Cada forma de existencia inanimada –plantas, piedras o utensilios—tiene sentimientos individuales similares a los de los hombres.

“Haced del universo vuestro compañero, teniendo siempre en mente la verdadera naturaleza de toda creación –montañas, ríos, árboles, hierbas y humanidad—y disfrutad la caída de las flores y la dispersión de las hojas.”[3]

Esta comunión con el mundo natural presupone la disolución del yo en lo contemplado, la certidumbre de que la verdad de las cosas sólo aflora cuando, en un acto de humildad sin límites, prestamos nuestros sentidos para que la vida que alienta en ellas se manifieste. En el haiku tiene poca cabida el simbolismo porque no hay separación entre el sujeto y el objeto, entre las cosas y su significado. Y si lo humano emerge en él es porque somos también naturaleza, no para regodearnos con elaboraciones mentales construidas a partir de nuestras emociones y prejuicios. En resumen, el poeta del haiku descarta las valoraciones, no reflexiona sobre el vicio o la virtud, la belleza o la fealdad, lo correcto o lo vituperable: él sólo ofrece al mundo su piel, sus oídos, su nariz, sus ojos y su lengua para que el mundo se reconozca a sí mismo.

Hay otra forma poética japonesa que incorpora los temas y enfoques que no frecuenta el haiku. Nos referimos al senryu[4], que igualmente tiene su origen en la poesía eslabonada y una estructura semejante a la del haiku: diecisiete sílabas divididas en 5, 7, y 5. El haiku, según ya apuntamos, surge del verso inicial del renga, donde invariablemente aparece una referencia a la estación y no alude a temas desagradables como guerras o desastres naturales; por su parte, el senryu proviene de las otras estrofas del renga, en las que el término estacional no constituye el eje básico y la atención se desplaza hacia los problemas humanos, con un ostensible énfasis en el tono humorístico. En el haiku, ortodoxamente hablando, “la estación es siempre el verdadero asunto, mientras que en el senryu es siempre ‘la mente del hombre’, sus extraños vericuetos, sus zonas oscuras, la expresión de las trivialidades del alma lo que el escritor de senryu eterniza.” [5] Como recurso expresivo, es más habitual en éste último la atribución de cualidades y sentimientos humanos a los animales y a los elementos de la naturaleza.

Jorge Braulio
La Habana
Cuba


Fragmento de la Presentación para el libro del poeta norteamericano Richard Wright: Haiku: Este Otro Mundo. Editorial Arte y Literatura. La Habana, 2007




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[1] Blyth, R.H. Haiku. (Volume I). Hokuseido Press. Tokyo, 1950. Pags. 126 ss. A través de esta obra paradigmática, que consta de cuatro tomos, Richard Wright conoció este género poético.

[2] Ueda, Makoto, The Master Haiku Poet Matsuo Basho. Kodansha International. Tokyo, 1982. Pag. 132.

[3] Blyth, R.H, A History of Haiku. (Vol. I). The Hokuseido Press. Tokyo, 1984. Pags. 13-14

[4] La denominación del género reconoce a Karai Senryu (1718-1790) como el primer y mejor compilador de este tipo de versos.

[5] Blyth, R.H., Japanese Life and Character in Senryu. The Hokuseido Press. Tokyo, 1960. Pag. 466.
. . .

Fuente:

En Clave de Haikú
http://jorgebraulio.wordpress.com/

Quién soy
Jorge Braulio Rodríguez Quintana (La Habana, 1950)
Soy profesor de Historia del Arte en el Instituto Superior de Arte, en La Habana, Cuba.
Desde hace algún tiempo, me dedico a escribir haiku y al estudio de las relaciones que existen entre este género poético y las artes visuales.



Senryu


Desde que tiene hijo,
se ha aprendido los nombres
de todos los perros.

Antes de que el niño naciera, apenas se fijaba en los perros de la vecindad. Pero ahora, mientras pasea con el hijo en su regazo, le va diciendo los nombres de todos los perros que encuentran. El hijo amplió su mundo.

Fuente:
R.H. Blyth. Senryu. Japanese Satirical Verses. The Hokuseido Press. Tokyo, 1949
Versión libre: Jorge Braulio
Ilustración: Sobun Taniwaki († 1947).
Etiquetas:Senryu, R.H.Blyth, Japón

16 comentarios:

  1. En Occidente quien introdujo este tipo de poesía fue el maestro R. Blyth, quien escribió excelentes libros en torno a ambas formas poéticas y tradujo extensivamente. Aquí van algunos ejemplos de su antología traducidos del inglés:

    ya sin más flechas
    perdido está cupido.
    enmudecido.

    sobrexcitado,
    el pájaro liberado
    choca contra el árbol.

    al ver al ladrón,
    en la sombra lo atrapo,
    es mi propio hijo.

    Muchos otros han recurrido al formato del senryu, por ejemplo Jack Kerouac, John Ashbery, por citar algunos.

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  2. Hace un tiempo hicimos un encadenado entre varios miembros de Haiga:

    Llega la noche.
    Revolviendo basura
    niños-fantasma.

    En el asfalto
    reflejos de la luna.
    Y en los cartones.

    Los cartoneros/
    en loS oJos del niÑO
    naDa de naDa.



    no sé si debe aclararse.. "cartonero" es quien recoge papel, cartones, etc de la basura, para su venta... Y comida, si la hay..

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  3. Me encantaria aprenderlo,con Cecilia estoy haciéndolo y ahora te doy las gracias por enseñarme tú.Besos de luz amigo mio para que ilumine por siempre tu caminar y tus enseñanzas.

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  4. Gran verdad dicha por josé Martí...y lindos
    los haiku de "cartonero"tristes y gritan verdad.

    Van cartoneros
    salen de noche,todos
    se ganan el pan.

    un gran abrazo Cecilia ,Maby..

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  5. Paso a paso, humildemente, me voy iniciando en la senda del Haikú y todo lo que rodea su mundo. Gracias, amigas!

    Ahí va lo que pretende ser un Senryu.

    Del alba nacen
    cartoneros confusos
    gélidas manos.

    Ojos de luna
    se miran en el río
    mujer-sirena.

    Un abrazo!

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  6. sieMpre inTeresaNte
    graCias
    no laS pieRdo de visTa
    bsss

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  7. Entrar a este blog, Cecilia, es aprender de grandes creadores, es pensar, es encontrar nuevas formas, nuevas ideas, nuevos autores.
    Genial Myriam, Maby,AomaraLuz, Beatriz, Julia.
    Gracias. Y pensando en los niños cartoneros...

    Entre basura
    niños ángeles buscan
    estrellas nuevas
    limpian entre cartones
    todo aquello que brilla.

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  8. Muchas gracias a todas.

    He leído por ahí que, con la misma forma, el haikú es "asombro ante lo que ocurre"
    senryù puede ser emoción, alegría, ira .. sentimiento ante lo que ocurre

    y hay una forma aún, que expresaría asombro ante lo que no ocurre.

    Abrazos !

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  9. De todos modos, no olvidemos que somos occidentales ..
    Me parece siempre atinado, aunque ya lo he comentado en Haiga muchas veces, recordar las palabras de Mario Benedetti:

    "En mi caso particular, es obvio que no me he puesto a imitar a poetas japoneses, ni siquiera a incorporar sus imágenes y temas preferidos. Apenas he tenido la osadía de introducirme en esa pauta lírica, pero no apelando a tópicos japoneses sino a mis propios vaivenes, inquietudes, paisajes y sentimientos, que después de todo no difieren demasiado de mis restantes obras de poesía.

    Encerrar en 17 sílabas (y además, con escisiones predeterminadas), una sensación, una duda, una opinión, un sentimiento, un paisaje, y hasta una breve anécdota, empezó siendo un juego. Pero de a poco uno va captando las nuevas posibilidades de la vieja estructura. Así la dificultad formal pasa a ser un aliciente y la brevedad una provocativa forma de síntesis.

    Ahora, con el perdón de Bashoo, Buson, Issa y Shiki, ya considero al haiku como un envase propio, aunque mi contenido sea inocultablemente latinoamericano. Y ya que en mi caso no se trata de traducciones, que a menudo exigen matices y variaciones formales que no figuran en la pauta tradicional, he querido que mis haikus no se desvíen en ningún caso del 5-7-5. Esta fidelidad estructural es, después de todo, lo único verdaderamente japonés de este modesto trabajo latinoamericano."
    M.B,

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  10. Hola Cecilia buenas noches desde España.

    Como siempre tu ecritos son instructivo de lo caminos que han recorrido estas formas de poesia desde tiempos tan remotos hasta nuestros días.
    Es verdaderamente interesante la postura de M.Benedetti al creer que el Haiku ya tiene su propio envase y el se posiciona porque quede la fidelidad estructural al 5-7-5.

    Te envio una muestra de dos Haiku.
    No queda como muy claro pero mi intención era relacionarlos. Un pregunta...? la flor y la lluvia pueden entenderse como naturaleza o parte de algunade la estaciones?

    Hoy el poeta
    propone que a la flor...
    no le cantemos.

    Hagamos haikus
    a la copiosa lluvia.
    Para que escampe.


    Mi mejor sonrisa para ti.

    Paco

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  11. Hola Paco
    ¡ Buenos días desde Argentina!

    El kigo es una palabra estacional, es decir, un kigo indica en qué estación se sitúa el poema.
    Existen cinco tipos de kigo, según la época del año que representa: primavera, verano, otoño, invierno y año nuevo ( en Japón)
    Un ejemplo de kigo de primavera es sakura (桜, flor de cerezo), ya que los cerezos florecen en primavera.
    La finalidad del kigo es mostrar la fecha de la composición, contrario al extenso título aclaratorio que se escribía en los waka; en el renga sólo se limitaba a poner el número de estrofas y lugar de composición.
    Algunos estudiosos han enlistado objetos naturales, agrupados por meses, para establecer el uso correcto del kigo.
    Claro está, dependerá del lugar donde estemos ubicados ..
    Entiendo que, para el hemisferio Norte, en este momento "copiosa lluvia" es .. otoño.
    Quizás un tanto melancólica .. pero es una hermosa estación !

    Un abrazo, y gracias Paco.

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  12. Gracias a ti Cecilia por tus muy interesantes indicaciones y por tu paciencia con este "pesado" las guardaré con agrado y me servirán para ubicarme cuando componga un Haiku.

    Muchisimas gracias.

    Mi mejor sonrisa para ti

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  13. Nada de "pesado" Paco, nos estimulas para seguir investigando ..
    La siguiente entrada, que hicimos en forma conjunta con Myriam, es un ejemplo de ello.

    Espero sea de utilidad,
    un abrazo.

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  14. Y, no acaba ahí ..
    AomaraLuz, integrante de Haiga también hizo su propia búsqueda, aportando información precisa, mes a mes ..

    Ya ves, las agradecidas somos nosotras !

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  15. Lo he leído con gran ávidez, y es que para mí que ya lo he dicho antes, poder decir en forma breve me es dificil, pero me agrada el minimalismo, lo siento sabio muy sabio.

    Besos al grupo. Besos a Miryam que estuvo de visita en mi espacio, me alegra poder compartir y conocerles.

    Anouna

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  16. Hola Anouna,
    coincido contigo en que es difícil, es todo un desafío ..
    será por éso que nos atrapó?

    Gracias por estar !
    Besos.

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