Historia
Hace más de 1400 años que se registraron los primeros tanka. Según algunos autores, su principal utilidad era la de transmitir mensajes secretos entre amantes. Posteriormente el tanka comenzó a utilizarse tanto para canciones de boda como para encantamientos propiciatorios de casas recién construidas, niños recién nacidos y negocios recién firmados ..
El tanka llegó a ser tan estimado que regularmente se convocaba a concursos, lo mismo de escritura que de lectura. Así se hizo necesario un corpus al que pudiera hacerse referencia y los emperadores empezaron a decretar colecciones y antologías, los estudiosos afirman que esto sucede alrededor del año 700 de nuestra era.
Un dato interesante sería que hay más tanka recopilados que cualesquiera otros tipos de poemas. Cada año, en la celebración de Año Nuevo, el Mikado y su familia se unen a millones de ciudadanos que escriben tanka sobre temas específicos. En una impresionante ceremonia tradicional se recita una selección de los mejores que, a partir de ahí, adquieren el rango de tesoros nacionales.
Es obvio que el tanka se relaciona con el haikú, basta con observar que si a un haikú se le añaden dos versos más de siete onji —tomémoslos como sílabas— tendremos un tanka. Las reglas para construirlo son sencillas, y el castellano no se enfrenta a los obstáculos de fondo y forma que tiene el inglés, idioma en el que, después del japonés, más de estas piezas se han escrito.
Antes de la cuenta silábica y sus opciones, se debe mencionar el concepto de 'pivote', o eje del poema. Se trata de la idea de que en algún punto en la tercera línea va a existir una imagen que relaciona o liga las dos primeras líneas con las dos últimas. Para quienes han escrito un haikú, este concepto no es muy difícil de entender.
"He querido adaptar a nuestra prosodia la estrofa japonesa que consta de un primer verso de cinco sílabas, de uno de siete, de uno de cinco y de dos últimos de siete. Quién sabe cómo sonarán estos ejercicios a oídos orientales. La forma original prescinde asimismo de rimas". Borges, J.L
El Oro de los Tigres, Emecé- Buenos Aires, 1972
VI
No haber caído,
Como otros de mi sangre,
En la batalla.
Ser en la vana noche
El que cuenta las sílabas.

También las ramas
sueñan con mil caricias:
loco deseo.
No puedo verte, en el
desvelo llegas a mí.